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Akbal es el Sello Solar Maya N° 3: El Sello de la Noche.

Significado

Manto protector de la vida. Velo con que se cubre aquello que ha de preservarse.

El poder despertador del Silencio. Guardiana y custodia de la Sabiduría Eterna.

La Diosa y Gran Madre Cósmica. El nivel subconsciente del Ser. La introspección. El sigilo y la discreción. El Templo que está dentro del Templo. Aquello que no se construye con las manos.

La escuela del conocimiento directo, a través del Portal de Acceso a mundos que están más allá de los visible y tangible. El himen. Lo virginal. Aspecto Femenino de la Realidad Una.

Énfasis: La Introspección.

Así como el Viento es el símbolo de la comunicación, la expresión y la extroversión, la Noche representa el Silencio, la Meditación y la Introversión. Todo aquello que está en gestación requiere un cierto manto de protección, de aislamiento; requiere ser mantenido, resguardado y preservado dee la maledicencia, de la envidia, de la ambición, dela competencia o de las fuerzas contrarias.

Muchas veces nuestros más queridos proyectos se derrumban al inicio o mitad de camino, y muchas de esas veces no logramos dar con las causas del fracaso. Éstos son los casos en los cuales hemos estado haciendo «aspaviento» de lo que estamos haciendo o emprendiendo y ello suscita, de inmediato, una fuerza contraria que, sostenida en la envidia o en el afán involutivo, hace todo lo posible por desbaratar nuestro esfuerzo. Al hablar excesivamente de nuestros proyectos, los exponemos a la crítica, al verbo ajeno, el que muchas veces es malintencionado. Otras veces, lo exponemos al robo y a la fuga de información, conocimientos y/o recursos que le son vitales para su concreción.

El silencio es una virtud que debe ser cultivada; el sigilo, una necesidad imperiosa, y la discreción, una obligación.

Polarizada de otra forma, en lo referido a nuestra polaridad y nuestra mente, la Noche representa los velos con que vamos cubriendo todo aquello que creemos indispensable guardar en lo profundo de nuestra subconciencia. Todo aquello que no deseamos se exprese a la luz del día ni en la superficie de nuestro diario quehacer.

La noche representa las «densas nieblas» tras las cuales subyacen, por una parte, nuestro lado más oscuro y, por otra, la certeza de la luz que nos sostiene. En esta segunda parte se encuentran veladas nuestras ignoradas capacidades y potencialidades, las que muchas veces también cubrimos con densos mantos de oscuridad, por el solo hecho de que es más cómodo ignorarlas, que asumirlas y emprender acciones con ellas.

La Vida es un misterio.
La Noche esconde y vela ese misterio.
Pero el velo es sólo aparente, para todo aquel que es capaz de encontrar
y sostener encendida
«la llama que arde en la antorcha de su propia vida».
Para ese ser
todas las tinieblas se disipan,
toda oscuridad retrocede
ante la presencia silenciosa de
aquel que se esfuerza en vencer todos sus miedos;
en liberarse de todas sus limitaciones
y en ir más allá de sus propias capacidades,
despertando sus potencias latentes.

En el Orden Mágico de lo Cósmico, la Noche representa «las potencias fecundables de lo femenino». El aspecto femenino de Dios, Padre-Madre Creador, subyace en la memoria de la raza y en el recuerdo de una divinidad que era a la vez macho y hembra. Se conoce en su Segundo Aspecto como La Diosa. Esta Diosa aún prevalece en la Memoria Colectiva de todos los pueblos y civilizaciones, y en la Religión Católica la encontramos enmascarada en el culto a las vírgenes de todo signo, cuyo principal referente es la Virgen María.

En cada uno de nosotros, desde el momento de la concepción, se encuentra grabado este registro de un Dios Dual, Padre y Madre a la vez. Genéticamente, portamos un porcentaje de ambas polaridades, las que se expresan con mayor o menor fuerza en uno u otro sentido, según el género que hayamos decidido incorporar.

Desde el aspecto arquetípico existe hoy día una gran distorsión acerca de lo que es esencialmente femenino, llegando incluso a haber una suerte de pugna por la primacía o preeminencia del rol de lo femenino por sobre el rol de lo masculino.

Las Energías Femeninas son esencialmente latentes.
Las Energías Masculinas son esencialmente potentes.
Por tanto, todo lo femenino necesita ser im-presionado
y pene-trado por lo masculino.

En este perverso sistema en el que estamos insertos, y que es sostenido e intencionado por una masculinidad distorsionante y distorsionada, lo femenino ha sido alejado de su rol prioritario para ser insertado dentro de la masa explotable, con las consiguientes consecuencias de inestabilidad física, emocional y mental para toda la raza.

Nunca debemos olvidar que la vida es eterna y que, incorporación tras incorporación, vamos asumiendo el rol de lo femenino así como el de lo masculino. Por eso en nuestra naturaleza, independientemente del rol que hayamos decidido servir en esta presente existencia, cohabitaban en nosotros lo masculino y lo femenino, y que el futuro de la raza y la especie humana considera fundir ambas polaridades en una sola, dando paso al Ser Uno que vive en cada uno de nosotros: El Andrógino.

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